Álvaro Laiz, Wonderland. Los extraños habitantes del Delta Amacuro, en la galería Fúcares de Madrid.
Durante el Neolítico Medio el ser humano colonizó los bosques pantanosos del Delta del Orinoco. Un laberinto de manglares impenetrables y zonas anegadas que desde hace milenios ha sido el refugio de una de las últimas tribus originarias de Sudamérica. Los Warao.Antes de la llegada de los conquistadores españoles, el Delta era un universo poblado por extrañas y poderosas fuerzas llamadas hebus. Los chamanes eran considerados los mediadores entre el mundo sobrenatural y el de los humanos pero no eran los únicos. Los Tida-Wena o transgénero disfrutaban de una consideración especial debido a su doble naturaleza, llegando en ocasiones a desempeñar el papel de chaman o wisiratu.
Aisladas en lo más profundo de los pantanos del Delta pequeñas comunidades warao subsisten de la misma forma que sus antepasados. Allí aún es posible vislumbrar por un segundo aquel mundo regido por espíritus antes de que desaparezca del todo. La pervivencia de ciertos ritos animistas y la inclusión de la comunidad transgénero en la sociedad warao quizá sean los últimos vestigios de estas tradiciones precolombinas, nunca antes documentadas visualmente.
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