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domingo, 28 de mayo de 2017

Marc Montijano retoma su vía más poética con la performance Celebratio vacuum

Marc Montijano (Vic, Barcelona, 1978), retoma su vía más poética con la performance Celebratio vacuum (La celebración del vacío), en la Galería JM de Málaga, planteando una reflexión sobre los mecanismos que rigen el mundo del arte y los artistas. 

Tres modelos yacen tumbados en el suelo de la galería, rodeados de cuerdas y con la cabeza cubierta por un saco, acurrucados unos junto a otros. Al lado de este grupo una modelo de pie, con la misma estética, permanece inmóvil observando un cuadro del artista Matías Sánchez (Tübingen, Alemania, 1972). Sobre la espalda de este último personaje, Marc Montijano ha escrito seis palabras: “Arte, cicatrices, alma. Arte, veneno, burdel”. Finalmente el propio artista toma una silla, previamente ha distribuido unas cuerdas que le unen al grupo a modo de cordón umbilical, y se sienta frente a su obra y observa en silencio el resto de la performance, de la que también pasa a formar parte.

Como ocurre casi siempre, el público en primer lugar enmudece, imbuido en el ambiente creado con la performance. Una belleza perturbadora con la que este artista nos insinúa otra realidad. Poco a poco comienzan a pasear, miran desde la distancia, susurran en voz baja y se convierten irremediablemente en parte de la acción, completando el significado y dándole sentido a esta Celebratio vacuum. Como ha indicado Montijano: “La acción se llama ‘la celebración del vacío’ porque hago una reflexión sobre el universo de vanidades, totalmente absurdo, en el que nos movemos demasiadas veces en el mundo del arte. Una reflexión de la que no me excluyo, soy tan culpable de sus miserias como cualquiera”.


En sus últimos trabajos, el artista ha expresado su visión sobre el mundo del arte en diversas ocasiones. Este proyecto está vinculado con la acción Please, don’t feed the artist (Por favor, no den de comer al artista), que llevó a cabo en el Museo de Jaén en 2016, pieza en la que a través de una mirada irónica hacia una crítica al sistema del arte español, totalmente precario. Pero nada es tan simple, en el mundo simbólico de Montijano, todo tiene una segunda e incluso una tercera lectura. Como dice el artista: “hay que escarbar un poco si quieres entender verdaderamente algo. Obviamente hablo del arte y de los artistas, pero también de la sociedad en general y del materialismo que la domina. Bajo mi punto de vista ‘La celebración del vacío’, podría ser el lema de nuestra sociedad”.

Un elemento que cada vez va tomando más protagonismo en el trabajo de Marc Montijano es la palabra escrita. En numerosos proyectos aparecen frases o textos completos. En esta ocasión es el modelo el que sirve de lienzo, en el que ha plasmado seis palabras que nos dan la clave del significado de esta acción. Para el artista es un proceso natural y lógico: “Lo destacable de mi trabajo son las ideas, que siempre elaboro por escrito, por ello la palabra para mí tiene tanta importancia. Esta performance surge de una poesía, normalmente el origen de toda mi obra son lecturas y textos que escribo”.

La performance, de una hora aproximada de duración, ha tenido lugar el 27 de mayo de 2017, en la galería JM de Málaga, España.

viernes, 3 de marzo de 2017

Matías Sánchez inaugura mañana 4 de marzo 'Trinchera' en la galería JM de Málaga

Matías Sánchez inaugura su último proyecto en la galería JM de Málaga bajo el título Trinchera, un proyecto que podrá verse del 4 de marzo hasta el 20 de mayo de 2017. Para este trabajo, el artista emplea un despliegue de materia pictórica si cabe aún más refinada y caótica del que conocemos por sus anteriores proyectos en la galería, -el trabajo del artista ha podido verse anteriormente ya en tres ocasiones- apreciándose, en estos años, su evolución pictórica que se enmarca en el arte crítico de vanguardia y se desarrolla en la libertad del propio hecho de pintar. Así, podemos trazar paralelismos que unen sus inquietudes a las de otros artistas claves a través del siglo XX como son Otto Dix, Georges Grosz, Asger Jorn, Karel Appel, Philip Guston, Picasso… artistas, la mayoría de ellos, que vivieron en épocas complicadas y que trataron de plasmar estos periodos de crisis, de manera reactiva, en sus trabajos. 

Saqueo, Trinchera, Sin fin y Al borde del mar, son cuatro grandes lienzos del artista que centran la sala principal de la galería, -cuatro pasajes que representan el gran teatro de la condición humana y su crisis existencial-, que nos muestra la manera extrema de abordar su producción pictórica actual; características de su manera de proceder, encuadradas en el expresionismo, con pinturas donde figura y fondo parecen difuminarse por momentos. Su disposición en sala no hace sino ahondar en ciertos montajes decimonónicos donde todo este barroquismo imaginario se despliega. Algo así como una especie de retablo montado in situ, donde aparecen personajes clásicos de su rico imaginario, casi corrompidos, y también una serie de animales de manera enigmática. Tal es el caso de la rata, que se convierte en leitmotiv de algunas de estas piezas, y que puede servir de alegoría de esas cloacas sobre las que se asienta nuestra sociedad. Todo ello es tratado formalmente con bastante ironía y sarcasmo, de modo caricaturesco. Podríamos decir que esas apariciones y convivencias de todo tipo de extraños seres, alegres y corrompidos que pueblan sus escenas, nos provoca una risa que se nos borra enseguida al ahondar en la idea. Una sensación parecida al humor negro que desprende la sátira cinematográfica que podemos ejemplificar con obras tan espléndidas como ‘El verdugo’ de Berlanga o ‘Underground’ de Emir Kusturica.

El hecho de pintar se antoja como una forma de resistencia a las modas establecidas y supone un compromiso con la propia manera de ver lo artístico que se nutre, en su caso, de la historia del arte. Su dificultad de ejercicio estriba precisamente en el peso de la tradición que soporta y en su capacidad de decir aún en la contemporaneidad. Podríamos hablar de un modo de entender la pintura que resurge de sus cenizas, en palabras de Stoichita ‘...de la aparición del cuadro en el mismo momento en que comienza a desaparecer’. La pintura está en crisis, tal es la paradoja, del mismo modo que lo social, pero es en estos periodos de crisis cuando realmente parece poder decirnos algo, cuando realmente tiene una pulsión vital. Y ello puede vislumbrarse en los trabajos contestatarios de Matías Sánchez que señalan con el dedo toda la podredumbre social que nos rodea y que reflexionan del mismo modo sobre la necesidad de la pintura en la contemporaneidad. No obstante suponen un modo de experimentar con el propio lenguaje que se va depurando con los años y al cuál se le van adjuntando capas que lo complejizan. 

En este sentido, podemos apreciar como existe un interés por la síntesis de la abstracción en parte de esta nueva obra en torno al género del paisaje. Un género, éste, que podría servir para enmarcar parte de su producción y que permite ver todo este proceso caótico que se depura hasta esta síntesis final. En estos pequeños paisajes los personajes parecen no tener cabida y es la pintura la que, en ocasiones de manera geométrica o en otras mediante el uso limitado del color, se impone. Cuestión que podría denominarse como una celebración de lo pictórico, un puro disfrute del propio hecho de pintar. Parecen pequeños ejercicios de radicalización de su lenguaje que encuentran acomodo en estos formatos reducidos. 

Si en series anteriores, el artista se cuestionaba el clima social haciendo uso de tópicos como los navajeros, los holgazanes y el carácter festivo que nos atribuyen, en este caso, todo este maremagnum no hace sino ahondar en un pesimismo exacerbado, que parece tener difícil solución: un ‘infierno’, en clave bosquiana, donde todo tiene cabida y se entremezcla, como si de una nueva nave de los locos se tratara; resistiendo en la trinchera al borde del mar azul. Todo ello permite que pensemos en el trabajo artístico como una fábrica de ideas que se nutre de la realidad y que, mediante este tipo de posicionamientos conceptuales, se ejemplifica y se hace patente. 

Matías Sánchez (Tübingen, Alemania, 1972) ha participado en ferias internacionales como ARCOmadrid, Art Dubai, India Art Fai, Art Toronto, Art Moscow, Scope New York, MACO México, Scope Miami, Contemporary Instambul, Art Chicago…. Ha realizado exposiciones en muchas ciudades de España, así como en Berlín, Oporto, Moscú, París, Milán, Toronto, Palermo, Líbano, Kiev, Estocolmo, Oslo, Nueva York, Copenhague, Liverpool, Los Ángeles, Munich, Friburgo…; en centros como CAC Málaga :"Elegidos para la gloria", Museo Torrente Ballester: "Falsas apariencias. Miradas fragmentadas sobre la infancia”, la 11 Bineal Martínez Guerricabeitia, "Solidarios" Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, XII Bienal de Pamplona entre otros.
Ha trabajado para Art Truck Project en Madrid y su obra está incluida en las colecciones de numerosos Museos, Fundaciones y colecciones privadas como: Art Museum of University of Southern California, CAC Málaga, CAAC, Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena, Fundación Cajasol,, Caramba, Luc Caurichon, FCDP.

Más información: www.galeriajm.com