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martes, 28 de junio de 2016

José Medina Galeote en la Galería Fúcares Almagro

Augsburgo-Almagro / Almadén-París es una revisión de la Historia a través de las microhistorias, de episodios que, al poner el foco sobre ellos y relacionarlos, adquieren una nueva dimensión. Éste es un proyecto heredero de la exposición Guernica-AlexanderPlatz, desarrollada por José Medina Galeote y Juan Francisco Rueda en la Galería Isabel Hurley en 2014 (septiembre-noviembre). A diferencia de aquella, en ésta no se tensiona el relato historiográfico con microhistorias cercanas a la leyenda, con acontecimientos no tomados en consideración y que desde los márgenes de la Historia revelaban zonas obscuras o intencionadamente inadvertidas. Desde la práctica art&iac ute;stica y el comisariado, en un ejercicio a cuatro manos, se trazaba un nivel en el que esos episodios, convenientemente enunciados desde la fabulación, adquirían una condición resbaladiza que sumía al espectador/lector en un incierto espacio entre la verdad y la ficción. En esta ocasión no se pretende poner en cuarentena el relato histórico asumido como real o único, ni siquiera tensionarlo revelando pormenores novelescos, sino bucear en distintos episodios alejados en el tiempo que tienen como elemento, ya sea principal o secundario, al mercurio de Almadén. Éste se convierte en una suerte de eje intemporal desde el cual ver idas y venidas de la Historia. El mercurio sirve para trazar una cartografía, para fijar una constelación de emplazamientos que actúan como figurados vértices de un escenario en el que la suma de acontecimientos inconexo s o separados por siglos, adquieren, en el encuentro inesperado de es te espacio de reconstrucción —o de rescritura— que es la exposición, un nuevo sentido, o cuanto menos, nuevas perspectivas.

Augsburgo-Almagro / Almadén-París. Flujos e idas y vueltas nace de la oportunidad de desarrollar una exposición en la histórica Galería Fúcares de Almagro. Precisamente, el nombre de la galería y la ubicación funcionan como detonantes para el desarrollo que toma la propia propuesta. Fúcares es la castellanización del apellido Fugger, dinastía de banqueros alemanes, radicados en Augsburgo, que prestaron apoyo económico para la llegada al trono de Carlos I en 1516. A cambio, el nuevo monarca español concedía a los banqueros alemanes, entre otras muchas concesiones, el preciado negocio del mercurio de las minas de Almadén. Los Fugger, con la incorporación del azogue , ampliaban su emporio minero. Esta concesión llevaría a fijar en la vecina Almagro el centro de operaciones y distribución. Este movimiento ya implica un flujo, el de la salida de una de las fuentes de riqueza para la llegada de un nuevo monarca que, en su propia figura, condensaba distintas tensiones territoriales —una más de las muchas cartografías que se deslizan en este flujo histórico ahora recreado. No podemos obviar cómo las minas de mercurio jugaron, durante ciertos periodos de nuestra Historia, un papel de arma de represión y castigo, ya que se enviaba a trabajar en ellas a muchos condenados y se represalió a la etnia gitana con el obligatorio trabajo en ellas. El flamenco, como memoria del pueblo calé, lleva marcado aquel episodio con la musicalidad de la toná: Los gitanitos del Puerto, / fueron los más desgraciaos, / que a las minas del Azogue, / se los llevan sent enciaos. Esto es, cómo el poder y la riqueza de los Estado s se asientan en demasiadas ocasiones sobre el dolor y la injusticia de sus ciudadanos, que adquieren, más que nunca, la condición de súbditos.

Frente a ese itinerario que lleva de Augsburgo a Almagro, también con el mercurio como elemento esencial, se traza otro, en parte, contrapuesto: Almadén-París. Muchos de los bienes y de las riquezas nacionales sufrieron a lo largo de los siglos procesos administrativos que hicieron que fueran explotados y comercializados por empresas extranjeras. La llegada de la II República vino a nacionalizar muchos de ellos, especialmente los estratégicos. Cuatro siglos más tarde, en 1937 y en plena Guerra Civil, el preciado mercurio de Almadén (suponía aproximadamente un tercio de la producción mundial) era una de las principales fuentes de riqueza del país y la más importante en manos del gobierno republicano. Tanto fue así que, desde su origen, el proyecto del Pabell&oac ute;n de la República en París contaba con la presencia de una fuente de mercurio de Almadén. Ésta iría acompañada, en otro nivel del edificio de Lacasa y Sert, de paneles informativos y de los tan característicos fotocollages que Josep Renau creó para, además de ilustrar la importancia del mismo y de otros bienes y aspectos de la cultura española, poner en valor la causa republicana. La presencia del mercurio no sólo buscaba actuar como refuerzo de la propia República, sino que intentaba evidenciar cómo su valor estratégico había hecho que, en plena carrera armamentística, la Alemania nazi hubiera apoyado al bando nacional para, de ese modo, poder acceder al mineral, tal como ocurría con otros minerales que desde la Península tomaban el camino del país germano, como el wolframio. Tras un proceso complejo y tras desestimar la fuente prevista, absolutamente extemporánea para con el lengu aje del conjunto y para con la visibilidad de la misma ante Guernica de Picasso, finalmente y contraviniendo una de las normas del comisariado del pabellón, es encargada a Alexander Calder, quien creó una pieza absolutamente icónica que pronto, por lo que tenía de hipnotizador el proceso por el que el líquido plateado iba cayendo de bandeja en bandeja, se convirtió en una de las grandes atracciones del pabellón español. Los 200 litros que viajaron de Almadén a París actúan, entonces, como episodio —digamos— contrapuesto al de Carlos I, aunque, en esencia, remiten a un mismo escenario: el del control del mercurio como estratégico aval. Asimismo, estos flujos e idas y vueltas, en tiempos distintos, revelan cómo, con el mercurio como elemento de fondo, el país estuvo en juego y cómo se basó parte de su proyección exterior.

La pintura de José Medina Galeote, que bien podría ser llamada topográfica, permite recrear numerosas cartografías en las que se realzan muchas de las poblaciones que emergen como hitos en este cruce de episodios históricos, como puertos de salida, destino y llegada. Su estética y estrategia, tan volcadas al camuflaje, adquiere en proyectos como éste un indudable sentido semántico, como suerte de juego de ocultación/revelación de microhistorias que se resignifican al ser confrontadas. Asimismo, Medina Galeote ha creado en esta ocasión un código cromático en clara alusión al color del mercurio, al tiempo que, además de introducir la figuración de una manera más rotunda que en otros proyectos, ha imprimido a su tradicional vocab ulario un dinamismo que cabe ser relacionado con el fluir del mercurio, el del propio mineral, como vemos en la fuente de Calder, como los flujos históricos que provoca su explotación, comercialización e interesado uso político.

Como en Guernica-AlexanderPlatz, y atendiendo a la propia historia del arte, el creador parafrasea varios hitos artísticos que aquí adquieren el rol de elementos protagonistas. Serían los casos de la propia fuente del pabellón español, de este edificio o de un tapiz del siglo XVI de un conjunto que narra la vida de Mercurio. Éste, además, abre un nuevo ámbito en el que visibilizar esas idas y vueltas. El tapiz, que se parafrasea pero se modifica para, aprovechando su consagración a Mercurio, introducir la figura de Carlos I, ejemplifica el comercio de la lana castellana, enviada por puertos como el de Bilbao a Flandes para su transformación en suntuosos tapices que, de vuelta en España, se incorporaban al patrimonio. Pero ése es otro flujo, otra mi crohistoria, y debe ser contada en otra ocasión.

Texto:  Juan Francisco Rueda, Comisario de la exposición.

Augsburgo-Almagro / Almadén-París. Flujos e idas y vueltas
Lugar: Galería Fúcares-Almagro, San Francisco 3, Almagro
Fecha: del 25 de junio al 15 de octubre de 2016
web: www.fucares.com

viernes, 19 de septiembre de 2014

José Medina Galeote. Guernica-Alexanderplatz



Como en una cartografía, en la que se pueden encontrar multitud de emplazamientos y trazar infinidad de itinerarios que hacen que el paisaje representado abstractamente en lo bidimensional del mapa devenga distinto y cambiante, en la Historia se acumulan otras muchas historias, en rigor, micro-historias. A veces, centrar el foco en ellas, hacerlas visibles de entre la maraña de historias o de la desatención hacia esos pequeños acontecimientos en pos del gran relato, puede originar que aflore la sorpresa ante lo desconocido y ante la naturaleza del episodio. Tanto que, desde lo histórico, parecemos desplazarnos a los ámbitos de la fábula, de la ficción, de lo irresoluble o del misterio. Tanto que esa micro-historia puede acabar por transformar la Historia, puede cambiar el paisaje ofreciéndonos un punto de vista insospechado.

Guernica-Alexanderplatz es una suerte de viaje que nos permite esa continua fabulación, esa duda entre la ficción y la realidad como espacio en el que quedar suspendidos y crecer. No se trata de reescribir la Historia, sino de fabular con episodios inadvertidos que podrían parecer verdaderos juegos de azar. Ese viaje que une Guernica y la berlinesa Alexanderplatz, zona en la que se hallaba el bunker de Hitler, es el que no recorrió el Retrato de la Marquesa de Santa Cruz, de Goya. Según cuenta la leyenda, la obra goyesca, actualmente en El Prado, pudo ser un probable presente que, motivado por la presencia de una cruz gamada en la lira que portaba la marquesa, Franco regalaría a Hitler durante la entrevista de Hendaya en 1940. Tal vez en agradecimiento por los servicios prestados. Viaje que parece ser que sí hizo una cubertería hecha en Guernica, en una factoría que salió indemne del atroz bombardeo de la villa en abril de 1937 llevado a cabo por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana. Esta empresa de joyería y platería pertenecía a los mismos propietarios de la armería Unceta y Cía., radicada en la misma población, que corrió la misma fortuna que la anterior (ambas tenían refugios anti-aéreos), y que, curiosamente, acabó suministrando armamento al ejército nacional y a la Alemania nazi a partir de 1944 (las pistolas ASTRA-400 y ASTRA-600 9mm. respectivamente).

Este cúmulo de relatos menores que se concatenan, que pivotan entre el hecho histórico contrastado y la sospecha más que fundada, es el origen de esta Guernica-Alexanderplatz. Rescatar las historias, reforzar lo azaroso y la soterrada lógica o causa-efecto que los puede unir, hacer que lo pequeño abandone la cualidad de menor que parece llevar aparejada y ―como acostumbra el artista― usar lo supuestamente objetivo (la Historia) como vehículo para introducir la duda acerca de lo aparentemente ficticio, animan el ciclo de pinturas, dibujos e intervenciones (murales y de objetos) que realiza en esta ocasión José Medina Galeote para la Galería Isabel Hurley. No en vano, y parafraseando a Paul Auster, un rasgo del trabajo del artista malagueño es experimentar con la verdad. Y, evidentemente, hacer lo propio con la mentira, con la ficción.

Aunque, en rigor, Guernica-Alexanderplatz no pretende reescribir la Historia, José Medina Galeote revisita muchos escenarios históricos mediante la escritura, en la que también participa el comisario, y no sólo con la imagen. Lo verbal ha sido una constante en su trabajo, un soporte fundamental para reforzar lo literario de su universo y, al tiempo, forzar aún más ese conflicto entre historia y ficción, verdad y mentira, imagen y palabra o lectura y percepción. Si con anterioridad la palabra se incluía sin más, ahora ocupa espacios destinados a ella. Espacios que rememoran las leyendas de los mapas, a los que es tan afín su pintura topográfica. Fiel a su estrategia artística, Medina Galeote usa lo real, lo aparentemente objetivo y clausurado para deslizar espacios en los que crece la ficción, la hipótesis, el azar o la ucronía. De este modo, un episodio como la Segunda Guerra Mundial y un escenario histórico como el bunker de Hitler se convierten en contextos en los que introduce, como si de una de matrioska se tratara, micro-historias y narraciones que ofrecen una constelación de posibilidades narrativas. Su pintura, como medio en el que se desarrollan esas operaciones, siempre ha propendido a ello, a un ejercicio de camuflaje: en un gesto caníbal, su pintura integra en su seno otras pinturas, como la Historia hace con las microhistorias. Este proceder tiene su paradigma en las intervenciones murales, mediante las cuales transforma el espacio de la galería en un ejercicio de pintura expandida en el que se camuflan otras muchas pinturas, otras muchas historias.

La pintura de José Medina Galeote ha sido un ámbito en el que se incluyen, muchas veces camufladas, vivencias y reflexiones ante las cuales el espectador puede sentir que son auto-referenciales, por tanto autobiográficas, o que suponen un cuestionamiento de la misma práctica pictórica. En exposiciones como Experimentos con la verdad (Museo de Huelva, 2010) y en Artista invisible dispara (CAC Málaga, 2011), Medina Galeote, siguiendo el proceder literario de Paul Auster, creaba una atmósfera en la que verdad y ficción suspendían al espectador. En Artista invisible dispara, el pintor usaba la temática y la jerga militar para deslizar expresiones e imágenes metafóricas que podían aludir al arte y a su propio rol como artista. De este modo, la obra de arte o una exposición entendida como un proyecto largamente meditado, como una historia o un relato, concita en su seno otras muchas historias y relatos de distinta índole: la transmisión de situaciones en torno a la práctica artística, en torno al sentido de la figura del artista, sea de un modo general o en su dimensión individual y autobiográfica, o una reflexión eminentemente meta-artística en la que la pintura es cuestionada desde la propia pintura. En Guernica-Alexanderplatz se pueden deslizar, desde escenarios y episodios históricos como el proyecto de la ciudad de Germania de Albert Speer o el bunker hitleriano, interpretaciones acerca de la propia práctica artística: la utopía, el fracaso, el delirio, la ruina, etc.

Para Medina Galeote, el ejercicio creativo tiene algo de militar. Tal vez la disciplina con el propio trabajo, la fe inquebrantable, el compromiso con su ideario y lenguaje que ha de defender y lo desasosegante de la contienda. El artista, quien tantas veces se ha señalado a sí mismo como un francotirador, como una figura solitaria al margen de adscripciones, escuelas y generaciones, parece barruntar que él lleva a cabo su propia guerra, una de las muchas que salpican el frente artístico. En definitiva, una microhistoria más que a otros corresponde, como acontecimientos y episodios, dar sentido y engarzarla en el gran relato, en la Historia del Arte.

La inclusión de una obra de otro artista ―de un artista infiltrado― en la recreación del bunker, en la que, en un ejercicio de pintura expandida, los característicos trazos de Medina Galeote fagocitan otras pinturas que se sitúan en este espacio fingido, es una metáfora de la estrategia y el sentido de la propia exposición. Es decir, si la escenificación de historias dentro de la Historia, de micro-relatos ficticios o reales dentro del gran relato o del acontecimiento histórico, caracterizan esta exposición, la inclusión de una pieza pictórica distinta al resto viene a parafrasear o extender la estrategia. Pero, del mismo modo, con ello se aleja el rol contemplativo del espectador y se convierte en conflictiva la recepción y dación de sentido por parte del visitante. La obra seleccionada para que cumpla esta misión está firmada por Pere Llobera. Son muchos factores los que han propiciado esta elección. Tanto el comisario como José Medina Galeote iniciaron una fluida relación con el artista catalán a raíz de la exposición Escópico-Esconder(se)-Escapar, desarrollada entre abril y mayo de 2013 en la Galería Fúcares (Madrid). En ella participaron Medina Galeote y Llobera, quienes, desde presupuestos distintos, convergían en una serie de aspectos apuntados en el título de la muestra: el ejercicio de mostrarse y ocultarse es algo indisoluble a sus trabajos, ya sea a través de lo meramente representacional (el universo icónico) o con referencias autobiográficas que se solapan con una reflexión acerca del medio pictórico y la institución-Arte; también es habitual en ambos que sus propuestas expositivas y obras contengan otras historias. En definitiva, ambos hacen de la creación un juego de exhibición y ocultación y sus trabajos son, en esencia, una suerte de mise en abyme. La obra de Llobera, desde su figuración rotunda y tremendo eco contenido, actúa como metáfora de las microhistorias que convergen conformando en su suma la Historia, o como ésta que se bifurca en múltiples escenarios y relatos. Estos, precisamente, son los espacios y episodios que, transformados con el trazo de Medina Galeote, se hallan prestos para ser (re)descubiertos.
Texto: Juan Francisco Rueda

José Medina Galeote. Guernica-Alexanderplatz
Comisario: Juan Francisco Rueda
Del 19 septiembre al 8 de noviembre de 2014.
Galería Isabel Hurley, Málaga
http://www.isabelhurley.com

lunes, 10 de junio de 2013

La Vida: el momento es ahora y será después

El CUC de Antequera (Málaga) presenta una exposición multidisciplinar que recoge la obra de 26 de los artistas andaluces y del resto de España más representativos del arte contemporáneo actual. Esta exposición, con el título de 'La Vida: el momento es ahora y será después' se podrá ver hasta el próximo 31 de Julio.
El comisario de la muestra, el también artista José Medina Galeote, se ha empleado a fondo en el diseño de esta radiografía que invita a conocer el trabajo de artistas no sólo locales (aunque son mayoría), sino andaluces y de ámbito nacional. El resultado de este ejercicio de síntesis en el que ha invertido los últimos meses coloca en el mismo plano a autores reconocidos como Chema Lumbreras, Salvador Haro, Santiago Picatoste o Francisco Javier Toro 'Blas' con otros que apenas han comenzado a dar sus primeros pasos pero a los que se presume un largo camino. Es el caso de Carlos Chamizo, natural de Antequera, o de D. Darko, cuyo discurso centrado en el arte urbano fue objeto de una exposición reciente en la galería la Casarosa, en Málaga capital. Entre ambos extremos, una amplia representación de artistas que ya han despuntado, como Carlos Miranda, José Luis Puche o Secundino Hernández, natural de Málaga pero que desarrolla su trabajo en Berlín.
Por eso el recorrido por las salas del Centro Unicaja de Cultura (CUC) en la ciudad del Torcal invita al espectador a un refrescante recorrido por varias generaciones de creadores y por los lenguajes propios del arte emergente, desde disciplinas más convencionales como la pintura o la escultura a otras que han experimentado en los últimos años un apreciable desarrollo, caso de la fotografía, el vídeo o la instalación.
El proyecto coloca además al artista en el centro de todo. «Queremos dar el protagonismo a las personas que dedican tiempo y vida, sea cual sea la cantidad que empleen en ello, al hecho creativo», constata Medina Galeote, que en este caso deja de lado su oficio de artista para asumir el rol de comisario. Precisamente es esta doble condición la que le ha permitido estar en contacto directo con la creación contemporánea y tener muy claro el perfil del artista invitado. Los hay incluso que se habían apartado de la rutina cotidiana de crear y que han retomado sus proyectos con esta exposición, caso de Patricio Toro, un escultor que bebe de los clásicos que presenta el bronce 'Noche y día'.
La mayoría son además viejos conocidos del propio Medina Galeote e incluso de las salas de exposiciones que Unicaja tiene repartidas por la provincia. Precisamente la obra con la que arranca el recorrido de 'La vida: el momento es ahora y será después...' lleva la firma del autor mallorquín Santiago Picatoste, que coincide en la agenda cultural de la entidad con la exhibición de su obra reciente en la Sala Siglo de Málaga. Este espacio de la capital albergará el montaje una vez que cumpla con los compromisos del CUC de Antequera y del Museo Joaquín Peinado de Ronda.
«Al final estamos todos en el mismo barco», observa el comisario de la muestra en un ilustrativo símil con el que trata de identificar los nexos de unión entre todos, que no sólo compartirán la fría pared de una sala de exposiciones. También hay previsto un encuentro físico con todos ellos el próximo viernes día 14 en el CUC. Con todos los que están, y con todos los que son.

Fuente: Diario SUR y EUROPA PRESS