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martes, 6 de junio de 2017

Pistas de baile de Teresa Margolles

PHotoESPAÑA 2017 presenta en CentroCentro, hasta el 17 de septiembre, uno de los último trabajos fotográficos de la mexicana Teresa Margolles, Pistas de baile. La serie da voz y rostro a las prostitutas transexuales de Ciudad Juárez, retratadas entre los restos de los que fueron sus lugares de trabajo, discotecas y salas de fiestas hoy derruidos. La serie es una reivindicación frente al silencio mediático y social de los asesinatos de mujeres en México que quedan impunes. La muestra forma parte del programa especial comisariado por Alberto García-Alix para PHE 2017, La exaltación del ser.

En la última década, Teresa Margolles ha centrado su práctica artística en Ciudad Juárez, una de las ciudades más importantes del norte de México, conocida por las guerras entre carteles de la droga, desapariciones y los brutales asesinatos de cientos de mujeres, impunes debido a la inacción de las autoridades. Desde los años noventa, los sucesivos gobiernos han intentado recuperar el centro histórico llevando a cabo una limpieza social y desplazando, entre otros, a las sexoservidoras que trabajan en la zona. Casas y negocios han sido cerrados y demolidos a lo largo de los años, entre ellos numerosos clubes nocturnos y discotecas, debido a la guerra entre carteles de la droga, a las decisiones gubernamentales y a la especulación inmobiliaria.

La serie de fotografías que presenta ahora Margolles en CentroCentro muestra a trabajadoras sexuales transgénero de la ciudad, ocupando los restos de lo que antes fueron sus lugares de trabajo, pistas de baile de clubes nocturnos y discotecas que hoy han desaparecido. La artista ha trabajado en estrecha colaboración con ellas, lo que le ha permitido ahondar en las complejidades y dificultades que experimentan en su día a día – exclusión, discriminación y un alto índice de muertes por crímenes de odio–, y en sus esfuerzos para seguir habitando el centro histórico.

Para estas fotografías, Margolles señalizó las pistas de baile con agua, remarcando su ubicación exacta. Las figuras se vuelven parte de un paisaje en el que las ruinas y la devastación son protagonistas. No obstante, ellas muestran su mejor cara, como reafirmándose a sí mismas en medio de la violencia y la destrucción.

“Teresa Margolles toma el manierismo de la muerte y su casquería como semilla expresiva”, explica García-Alix,“[...]Además de ecléctica creadora, se formó como técnico forense en México. Así empezó, poniendo ciencia y luz sobre las causas del fallecimiento. El crimen como ventana. Por eso, su obra pone siempre su aliento en la violencia. Lo posa sobre su cruel naturaleza como si la frotara. Crisis y desmembramiento. Política y descomposición. Violencia y muerte. A estas trágicas presencias destructoras saca de su espacio oculto y periférico y las instala con piel y fluidos en el nuestro para que obren y respiren como denuncia y huella. La íntima comprensión de lo terrible se deja sentir. También su furia. Su obra grita al silencio y al trauma de la desaparición y su arbitrariedad. Y por derecho, acusa y enfrenta al poder político con esa realidad de luto y duelo que ha creado y que, además, fomenta. Cuestiona también nuestra comprensión y hasta nuestra sensibilidad farisea. Nos pone en entredicho por no ver ni tomar conciencia ni posición ante la injusticia social o de género y la agresividad que le pertenece”.

Sobre Teresa Margolles
Teresa Margolles (Culiacán, México, 1963) estudió Arte en la Dirección de Fomento de la Cultura Regional del Estado de Sinaloa. En 1990 se diploma en Medicina Forense en Servicio Mexicano Forense y más tarde, en 1995, estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su obra artística se centra en explorar las causas sociales y consecuencias de la muerte.

Fue cofundadora del grupo SEMEFO – iniciales del Servicio Médico Forense mexicano- con el que exploró la descomposición de cadáveres, los objetos utilizados en el proceso forense, las pertenencias de los cuerpos y los cuerpos mismos, como materia esencial para tratar la violencia social y la muerte en México. Parte de su trabajo se concentra en recolectar imágenes, materiales, material orgánico y objetos que hacen referencia a las interacciones humanas, los rastros de vida, los restos y huellas que deja la violencia, y cómo se afectan las redes humanas a través de ella.

La violencia más cruda contra las personas transgénero es también visible en un proyecto paralelo a Pistas de baile, en el que la artista aborda el brutal asesinato de una de las transexuales de Ciudad Juárez, Karla, quien fue golpeada hasta la muerte en diciembre de 2015. Su asesinato aún está impune.

Más información: www.phe.es

lunes, 17 de abril de 2017

Ciclo La Tricontinental en el Reina Sofía

Del 19 de abril al 10 de junio, el Museo Reina Sofía presenta en el marco de PHotoEspaña 2017 La Tricontinental. Cine, utopía e internacionalismo, un ciclo comisariado por Olivier Hadouchi, y que presenta las acciones y producciones fílmicas de la Tricontinental, una experiencia de colaboración entre los países del sur global durante el periodo de descolonización y emancipación de las décadas de los 60 y 70. Un impulso cosmopolita comunicará entre sí los debates hasta entonces nacionales y fragmentarios del llamado Tercer Cine y de los Nuevos Cines Europeos, conformando una red en la que se integran cineastas como Glauber Rocha, Ruy Guerra, Leon Hirszman, Humberto Solás, Santiago Álvarez, Ousmane Sembène, Sarah Maldoror o Masao Adachi. 

La “Primera Conferencia Tricontinental” se realizó en La Habana en enero de 1966: una nueva organización llamada la OSPAAAL (Organización de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina) nació allí para establecer relaciones de solidaridad entre los países y los movimientos revolucionarios de los tres continentes del Tercer Mundo bajo la bandera del internacionalismo. Se trataba de reunir “las dos grandes corrientes contemporáneas de la Revolución Mundial: la socialista y la de liberación nacional”, en palabras de Mehdi Ben Barka, presidente de la comisión preparadora de la Tricontinental. 

Inspirada también por las ideas de Frantz Fanon (Los condenados de la tierra, 1961), Amílcar Cabral, Ho Chi Minh y Ernesto Che Guevara (su famoso “Mensaje a los Pueblos de la Tricontinental: crear dos, tres... muchos Vietnam es la consigna”, publicado en 1967), la Tricontinental será la tendencia revolucionaria de un mundo subalterno en busca de un habla e identidad propias. Después de esa Primera Conferencia, una revista de igual título se publicará de manera regular y en varios idiomas, con la dirección artística de Alfredo G. Rostgaard. En agosto de 1967, la Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad se organizó en la Habana. 

Todo esta actividad frenética, cosmopolita y transversal de pocos años comunica entre sí los debates hasta entonces nacionales y fragmentarios del llamado Tercer Cine y de los Nuevos Cines Europeos. Movimientos como el Cinema Novo brasileño, el Nuevo Cine argentino, el movimiento documental cubano o el cine africano de la liberación se van a desintegrar y mutar en una red de colaboración global. De fondo, una nueva imaginación política va a guiar los trabajos de cineastas como Glauber Rocha, Ruy Guerra, Leon Hirszman, Humberto Solás, Santiago Álvarez, Ousmane Sembène, José Massip, Ugo Ulive, Sarah Maldoror, Masao Adachi, Chris Marker, Jean-Luc Godard o Fernando Solanas, quienes trabajarán según los objetivos y aspiraciones establecidos por la novedosa Internacional Tricontinental. Este programa audiovisual muestra las articulaciones e intercambios fílmicos de esta constelación, proponiendo una genealogía de las contestaciones a la globalización contemporánea, concebida como predominio del régimen neoliberal. La Tricontinental, más allá de su intensa pero acotada experiencia política, será la búsqueda de un imaginario de la igualdad en la diferencia, cuya fascinación persistirá hasta día de hoy.