Juan Antonio Aguirre (Madrid, 1945), falleció el pasado sábado 19 de marzo de una parada cardíaca tras una larga estancia hospitalaria en la que se recuperaba de un ictus sufrido en el mes de febrero.
Pintor, reconocido crítico, teórico de arte y conservador de museos, su trayectoria marcó una época de apertura en el arte bajo la dictadura franquista. Cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid, junto a Ignacio Gómez de Liaño y Fernando Savater, y pese a que no estudio Bellas Artes, tomó clases de pintura con el valenciano José Manaut Viglietti (discípulo de Sorolla) y acudió de forma libre a la escuela Central de Artes y Oficios.
Su primera exposición tuvo lugar en 1965 en la Sala Amadís, espacio del que solo 4 años más tarde llegaría a ser director. Fue allí, con la promoción de jóvenes artistas, donde se le reconoce la detección de talentos de artistas como Carlos Alcolea, Carlos Franco, Rafael Pérez Mínguez, Guillermo Pérez Villalta, Mitsuo Miura, Nacho Criado, Santiago Serrano, Soledad Sevilla o Miguel Ángel Campano.
Así, en 1969 publica Arte último: La Nueva Generación en la escena española, un libro que marca un época pictórica alejada del régimen franquista y la apertura a lo que entonces estaba sucediendo en Europa.
En los años 70 Aguirre retomó su labor pictórica, que compaginó con su trabajo como conservador del Museo Español de Arte Contemporáneo, del que llegó a ser subdirector. En 1972, Aguirre rodó una película sobre los Encuentros de Pamplona, consistentes en un encuentro internacional de arte interdisciplinar: música, poesía, espectáculos audiovisuales, pintura y sobre todo happenings y actuaciones.
La pintura de J. A. Aguirre, siempre figurativa, con una intención artística ecléctica, tras un breve periodo inicial en el que practicó una pintura cercana al naïf y series abstractas, evolucionó adoptando la rigidez compositiva neoconstructivista, que pronto configura el que será su estilo característico, dominado por el color y de formas desdibujadas, bajo la influencia de Bonnard, Matisse y Munch.
“La imagen final poco tiene que ver con la de origen. La importancia del motivo decrece, en beneficio del poder envolvente del color”, aseguraba Aguirre.
Considerado renovador del arte contemporáneo español, con él se va un hombre que consagró su vida al estudio teórico, la crítica y el descubrimiento de nuevos talentos, pero sobretodo, y como el mismo decía, se va un pintor del color.
Sus obras están presentes en numerosos museos y colecciones públicas como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el Museo Español de Arte Abstracto de Cuenca, el Museo Patio Herreriano de Valladolid, el IVAM, Instituto Valenciano de Arte Moderno de Valencia, el Palacio de Justicia del Gobierno Vasco en Vitoria-Gasteiz, el Ayuntamiento de Quesada en Jaén, la Biblioteca Nacional de Madrid o el museo Artium, Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo de Vitoria-Gasteiz.
El funeral por su recuerdo está previsto el próximo 12 de abril en San Manuel y San Benito (C/ Alcalá 83, Madrid), a las 20.30 horas.
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