El título de esta exposición de Jacobo Castellano, riflepistolacañon, nace de un dibujo que el visitante encontrará nada más entrar en la sala. Realizado por un niño y encontrado en la calle por el artista hace años, el dibujo muestra un número de armas como si de un belicoso archivo se tratara. «riflepistolacañon» se escribe y se pronuncia como lo haría ese niño, sin importarle el rigor de la gramática, como escupido. Una parte importante del trabajo de Jacobo Castellano tiene su origen en el recuerdo de una infancia poblada de imágenes abyectas y fragmentarias. Son imágenes que, veladas en mayor o menor medida, aparecen repetidamente a lo largo de toda su obra, y que han contribuido a configurar, en estos casi veinte años de carrera, uno de los cuerpos de obra de carácter escultórico más singulares de nuestro país.
Coproducida con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla, donde pudo verse el pasado verano, riflepistolacañon revela con notable nitidez el tránsito que ha experimentado la escultura de Jacobo Castellano desde sus primeras tentativas nada más terminar sus estudios en la Universidad de Granada hasta nuestros días, fundado en la superación de un quehacer inicial basado en la recuperación del retal y el deshecho. A medida que ha dejado de lado precarios fragmentos de enseres y arquitecturas que alguna vez usó o vivió y que ensamblaba en frágiles y complejas amalgamas, se ha ido imponiendo la que hoy es la seña de identidad más reconocible en su obra: la extraordinaria intuición con la que recontextualiza objetos con una historia propia y el modo en que estos se imbrican en la materia dura y recia, madera casi siempre, una materia que evoca el cuerpo mismo del artista. En los últimos años se ha venido definiendo un quehacer que tensa dos prácticas antagónicas, la del tratamiento de la madera y la del encuentro de objetos, aunque a Jacobo Castellano le cansa ya la voz «objeto encontrado» tan gastada en nuestro ámbito artístico, pues él dice buscar con decisión lo que a la postre encuentra, y lo que busca tiene que ver con la voluntad de reconectar con la fugacidad del recuerdo.
riflepistolacañon presenta obra realizada entre los primeros años 2000 y la actualidad. Tiene un carácter retrospectivo, pero esto no quiere decir que se acoja a procedimientos cronológicos. Más bien al contrario, se plantea como una lectura elástica y dúctil de su obra, que en el espacio tiene un núcleo central, un torno de clausura, un trabajo realizado de forma específica para Artium en torno al que se articula todo el recorrido. Hacia ese espacio y desde él se suceden trabajos que se vinculan más por asociaciones conceptuales, narrativas o formales, buscando su deslizamiento hacia un clima común. Dos trabajos se sitúan en los polos citados anteriormente. Por un lado, Casa I, presentada en los 16 Proyectos de Arte Español, una sección comisariada por María de Corral en la edición de ARCO de 2006 y, por otro, la obra Sin título (Proyector con olivo) de 2018, el gran proyector del cine que el abuelo del artista regentó en el pueblo de Villargordo, en Jaén, donde la familia pasaba los veranos. Casa I es la traslación de los fragmentos de aquella casa de verano, junto a fotografías y enseres, a una estructura temblorosa y liviana, aunque formen parte de ella puertas o partes de estructuras arquitectónicas. La pieza está ligada a un momento en la carrera del artista en el que la memoria se percibía como una frágil acumulación de imágenes y de formas. A esa misma época pertenecen fotografías que no se caracterizan precisamente por la nitidez o claridad de las cosas que representan, como si todo estuviera envuelto en una vidriosa membrana que todo lo confundiera. Cuando fue montada en Sevilla, Casa I tuvo una disposición ligeramente diferente a cuando fue instalada en Madrid muchos años antes, como si todo en la memoria de uno estuviera expuesto a una ineluctable caducidad, o al menos a contingencias e interpretaciones siempre variables.
riflepistolacañon ahonda en el afán de fijar y retener el carácter vernáculo de la experiencia. En tiempos en los que la investigación se impone como método esencial en las prácticas artísticas, Jacobo Castellano pone énfasis en la perpetuación de la experiencia y la memoria de lo propio como iconográfico. La ineludible presencia de la madera como emblema de un yo siempre activo en la recuperación de esos motivos, en oposición a la pléyade de trabajos contemporáneos en los que difícilmente vemos rastro de quien los crea, le sitúa en la punta de lanza de la más relevante escultura española de nuestro tiempo.
Más información: www.artium.org
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