domingo, 19 de marzo de 2017

El Bar de Álex De la Iglesia

FUENTE: HOMINES.COM
Todos tenemos muy claro quienes somos, creemos conocernos bien, e incluso muchos nos aventuraríamos a definir con cierta precisión a las personas que conforman nuestro entorno. A priori, sabemos quienes son los buenos y quienes los malos. Nos sentimos cómodos etiquetando y clasificando a todo el mundo, y en base a ese perfil nos relacionamos.

Si entramos en un bar cualquiera, en un barrio de cualquier ciudad, y pedimos un café, formaremos parte circunstancialmente de un microuniverso rodeados de personajes de todo pelaje. El serio comercial con su traje anodino y su maletín desayunando tranquilamente en la mesa; la señora enganchada a las tragaperras, echando moneda tras moneda en una esquina del bar; el hipster de manual con la barba impoluta bebiéndose un refresco en la barra; el servicial camarero que atiende con excesivo celo a la atractiva desconocida que acaba de entrar; el hombre con cara de malas pulgas que pide la cuenta impacientemente; la dueña del establecimiento con aspecto de haber sido maltratada por la vida; el desdichado mendigo que incordia a la clientela. Pasado un tiempo, pagamos y nos marchamos, dejando atrás ese pequeño mundo poblado de virtudes y miserias. Pero, ¿qué ocurriría si por una circunstancia extrema, nos quedáramos atrapados con todos ellos y no pudiéramos salir?

Hay ocasiones en las cuales, nuestro mundo plomizo, previsible y repetitivo se hace añicos. Las máscaras desaparecen y afloran otros perfiles ocultos. ¿Qué es capaz de hacer un ser humano cualquiera expuesto a una situación límite? ¿Cómo reaccionaríamos atenazados por el miedo? ¿En quién podrías confiar? Y lo que habitualmente nunca nos preguntamos, ¿podrían lo demás confiar en nosotros? Estas y otras muchas cuestiones sobre la naturaleza humana y sus facetas oscuras, subyacen en El Bar, la última película de Álex de la Iglesia. Un proyecto ágil, de factura redonda, que te atrapa desde el primer minuto y que posee el aroma inconfundible del director bilbaíno autor de El Día de la Bestia, Balada Triste de Trompeta o Las brujas de Zugarramurdi, entre otros largometrajes. 

El film ha sido el encargado de inaugurar la Sección Oficial, fuera de concurso, de la 20 edición del Festival de Málaga que se está celebrando en la ciudad andaluza desde el 17 hasta el 26 de marzo. Un preestreno a nivel nacional que ha generado gran expectación. La película está producida por Pokeepsie Films y Nadie es Perfecto con la colaboración de Atresmedia Cine y distribuida por Sony Pictures Releasing España.

El Bar, es un trabajo maduro, equilibrado, resuelto con seguridad por Álex de la Iglesia, y seguramente, como el propio director ha dicho, “la mejor película de toda su carrera”. Además cuenta con un gran reparto, encabezado por Blanca Suárez, Mario Casas, Jaime Ordóñez, Secun de la Rosa y Carmen Machi, junto a Joaquín Climent, Alejandro Awada y Terele Pávez. Una serie de personajes heterogéneos que sustentan una historia cruda, que se desarrolla en un bar en el centro de Madrid, a través de un magnifico trabajo coral, intenso y muy exigente para los actores.

La cinta retrata cómo el miedo puede llegar a cambiar por completo nuestra vida, cómo nos transforma. El guión, escrito por De la Iglesia y Jorge Guerricaecheverría, nos hace plantearnos cómo reaccionaríamos cada uno de nosotros ante situaciones extremas y de auténtico peligro. Radiografiando con una mirada ácida nuestra sociedad, a través de un thriller que nos hace removernos más de una vez en la butaca. Un trabajo que llega a captar el clímax de la amoralidad en la última escena rodada con “figuración real” que, sin duda, se convertirá en una de las escenas míticas de su carrera, una vez que se estrene la película el 24 de marzo en todos los cines de España. El Bar reflexiona sobre el miedo, el egoísmo y la frágil moral, explorando las diferentes realidades que convienen en nuestro interior. Nos descubre el monstruo que guardamos bajo un disfraz, aquel que nos empeñamos en ocultar y que en cualquier momento, el hecho más inesperado puede hacerlo despertar.

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