miércoles, 22 de junio de 2016

Pilar Albarracín en el CAC Málaga

En la decena de obras que forman parte de la exposición Ritos de fiesta y sangre de Pilar Albarracín se pueden ver esculturas, instalaciones, bordados, fotografías y vídeos. La artista invita al espectador a que se adentre en los estereotipos de la cultura española, pero desde una perspectiva diferente. Con ironía y haciendo referencia a la fiesta y el folclore, Albarracín interpreta tópicos mundialmente conocidos para hacer una crítica sobre cómo ciertos clichés perviven en el imaginario colectivo. Su trabajo no deja indiferente al espectador, ya que se encuentra ante situaciones con un poder de la imagen latente y en el que subyacen elementos descontextualizados con una fuerte carga simbólica. Actualmente, vive y trabaja entre Sevilla y Madrid.

“Mis ideas las reflejo en mi obra; existe la creencia de que como artista no te puedes equivocar, pero yo me siento libre. La espontaneidad se ha perdido mucho”, aclara Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) cuando explica su trabajo. En Ritos de fiesta y sangre, la artista lleva a cabo un recorrido por sus trabajos realizados en los últimos 15 años. Los estereotipos y clichés andaluces son interpretados desde una perspectiva distinta, que se mueve entre la crítica y la ironía. Pilar Albarracín aborda en su obra temas como las desigualdades sociales, la identidad femenina o la violencia. Recurre a elementos conceptualmente sencillos, pero con una fuerte carga emocional, provocando diferentes sensaciones en el espectador, que no permanece indiferente ante lo que contempla en la sala expositiva.

Para Fernando Francés, director del CAC Málaga y comisario de la muestra: “Pilar Albarracín recoge estos estereotipos del pasado y los reinterpreta en el presente, pero con una advertencia: una herencia cultural llevada al límite encuentra desenlaces inesperados. En la fiesta también hay drama, en lo tradicional también se encuentra vestigios modernos de existencia. Ni una acción ni la otra son excluyentes. En los ritos mantenidos durante siglos de existencia reside la capacidad de crear, como actos que se heredan, que se repiten continuamente, que forman parte de la herencia cultural que perviven en las sociedades actuales. [...] En este axioma existe una tensión que se resuelve de forma conceptual, a través de la imagen, que tiene un papel preponderante y lo que se proyecta a través de ella tiene un alcance más allá de lo que representa. La artista escoge entre los símbolos de la cultura popular y se posiciona ante ellos, cuestionando la autenticidad que le otorga el paso del tiempo. De repente, aquello que ha sido excusa o pretexto para definir unas señas de identidad se desmorona ante los ojos del espectador, una vez que ha sido manipulado por la artista. Y, además, lo hace de una manera violenta, como si bajara el telón del teatro de golpe”.

La artista multidisciplinar trabaja con los vídeos, fotografías, instalaciones, performances, esculturas, dibujos y bordados para exponer su visión sobre asuntos que le preocupan. El uso del color, sobre todo la gama de los rojos, persigue captar la atención del espectador de la sala y provocar diferentes emociones. En la artista sevillana, los estereotipos y la imagen del vernáculo andaluz adoptan una posición diferente a la festiva, para convertirse en una forma de denunciar el reparto desigual de roles en la sociedad, bien sea por motivos de género o por otras razones, como las minorías étnicas. La artista ejerce una crítica social y cultural en las que se sirve del humor y la tragedia a partes iguales para hacer efectiva su denuncia. A lo largo de su trayectoria ha sabido reinterpretar los diferentes códigos a partir de los cuales realiza su trabajo, siempre con una visión sarcástica de la realidad. Pilar Albarracín recurre al poder de las imágenes tradicionales, transformando elementos que la convierten en símbolos actuales, como en la instalación El Toro (2015).

En Asnerías (2010) la artista emplea la carga simbólica del animal para esta instalación. Al asno se le atribuyen diferentes características, aunque siempre se le ha identificado con un animal torpe y de escasas cualidades intelectuales. La artista recrea una escena en la que un asno, sobre una montaña de libros, lee atentamente un ejemplar. De esta manera, Pilar Albarracín ridiculiza el exceso de vanidad que son característicos de ciertos ambientes artísticos, equiparando al burro con el experto en arte. En otra de sus instalaciones, el animal también es empleado para enfatizar en el cambio de roles de la sociedad actual (Pavos Reales, 2010). A través de un ave, en este caso, el pavo real, la artista visualiza la inversión de los géneros masculinos y femeninos, despojando al macho de las vistosas plumas, el elemento que más lo identifica, y vistiendo con ellas a la hembra. Por último, el mundo animal y la relación que se establece entre el hombre y la naturaleza, pero desde la sumisión de la bestia a la acción humana, se visualiza en el documental Padre Padrone (2010).

El bordado como práctica artística casi en exclusiva femenina está presente en varios trabajos de Pilar Albarracín. En la serie Paraísos Artificiales (2001) o en Guapa (2015) recurre a esta técnica con la intención de otorgarle una mayor importancia a una técnica artística ancestral ligada al universo femenino, pero, a juicio de la artista, excluida injustamente de las Bellas Artes.

La ironía que emplea en sus trabajos a veces se contrapone a la rabia, otras de las emociones que queda retratada en su obra aludiendo a tiempos pasados, pero con continuidad en el presente. Al recurrir a estos sentimientos encontrados, la artista hace una crítica de la cultura popular y la censura, que aún pervive en ciertos ambientes (Prohibido el cante, 2001-2013).

Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) obtuvo en 1993 la Licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Es una de las artistas contemporáneas más controvertidas del panorama nacional y con un gran reconocimiento internacional. En 1997 expuso por primera vez en Madrid y Sevilla, ciudades en las que actualmente vive y trabaja. A partir de entonces, su trabajo se ha podido ver en importantes exposiciones, tanto colectivas como individuales, en galerías y museos de todo el mundo, como el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris; el Hamburger Bahnhof de Berlín; el PS1 del MoMA en Nueva York; el Istambul Modern Sanat Müzesi de Estambul; el National Center for Contemporary Arts de Moscú o el Museo Kiasma de Helsinki. También ha participado en las bienales de Venecia, Busan (Corea), Moscú, Sevilla, entre otras.

Pilar Albarracín. Ritos de fiesta y sangre
Lugar: CAC Málaga 
Dirección: Calle Alemania, S/N, 29001 Málaga
Fecha: del 17 de junio al 18 de septiembre de 2016
web: www.cacmalaga.eu

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