viernes, 10 de febrero de 2017

Cristina Lucas en la galería Juana de Aizpuru

¿Es posible para el espectador contemporáneo percibir el color y la forma atendiendo a composiciones y sensaciones puras como las que se establecen en las investigaciones históricas de Newton, Goethe, Wittgenstein, Kandinski o Heller?

Todas esas investigaciones sobre los colores y las formas intentaban desentrañar los efectos provocados por unos y otras en la percepción del espectador; intentaban clarificar cómo las incidencias de ciertas hondas de luz sobre los receptores ópticos tienen un efecto en nuestras emociones, algo que el arte, y sobre todo la pintura, aprovechó para acentuar su intencionalidad comunicativa, muy especialmente en una época en la que la pintura ya no era la única que reflejaba el mundo visible y se dirigía hacia un intento de manifestación de lo interior. Ver y sentir.

Pero el permanente transcurrir del tiempo ha situado los colores y las formas en un lugar fundamental en la cultura hipervisual que no solo pertenece al arte. El consumo se expresa en términos estéticos también a través de la publicidad mediante todos los medios de distribución imaginables. No olvidemos que empresas, instituciones, partidos políticos y entidades de todo tipo van siempre acompañados de las marcas y logotipos que encarnan su carácter, algo así como una clave identitaria, que revela las profundas virtudes o intenciones de la organización que representan. Todas esas instituciones se desviven por comunicar algo más que su nombre o su producto; contratan asesores para establecer una comunicación de valores intangibles, valores que desean grabar en el interior de los sujetos consumidores, ligarlos a emociones que se mantengan independientes del producto concreto que se vende en cada momento; es una cuestión capital.

La cuarta exposición de Cristina Lucas en la galería Juana de Aizpuru está centrada en las series Monocromos y Figuras. Estas dos series están orientadas a un análisis y clasificación del lenguaje de los colores y las formas tomadas de la vida cotidiana, capturando cuantos logos le saltaban a la vista con la intención de devolverlos a su vitrina para ofrecérselos al espectador dentro de su contexto formal. Cristina Lucas observa ese mundo corporativo que habitamos y extrae de él formas y colores que clasifica. Cada una de sus obras (tanto pictórica como escultórica) se construye con los múltiples logos que nos asaltan diariamente en la calle o en internet, clasificándolos por color y forma, enmarcándolos en las teorías que parecen justificar su elección. El marco es importante, no cierra la cuestión sino que la expande y la contextualiza. Podría decirse incluso que la explica, que aclara el regreso al arte de lo que un día le fue propio y ahora ha de compartir con la realidad mercantilizada del presente: visibilidad y comunicación. Se trata de un camino de vuelta en el que desde la más prosaica realidad (incluidas las calculadas dimensiones de los medios de comunicación publicitaria para que puedan visualizarse en el ajetreado devenir de nuestros tiempos) se establecen guiños a las varias tentativas abstractas que la historia del arte ha desarrollado a lo largo del siglo XX, y, al mismo tiempo, se plantea como una nueva revisión de los códigos de lectura de los elementos estéticos que nos rodean y con los que dialogamos a diario. Una revisión artística en la que se pone a cada cual en su lugar, al arte y a la comunicación institucional, y hace muy pertinente la pregunta inicial: ¿es posible para el espectador contemporáneo percibir el color y la forma atendiendo a composiciones y sensaciones puras? Es a ese espectador contemporáneo al que le corresponde contestar a partir de su experiencia personal frente a estas obras y ante los logos y formas que las constituyen.

CRISTINA LUCAS, INFORMAL COLORS
Lugar: Galería Juana de Aizpuru (Madrid)
Dirección: Barquillo 44, 28004 Madrid. España
Inauguración: 11 de febrero de 2017

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