sábado, 18 de julio de 2015

Entrevista a Beth Moysés en Homines.com

Beth Moysés (São Paulo, 1960) es una artista de las que te llegan, de las que te hacen pensar en lo que pasa en el mundo, principalmente de lo que les pasa a esas mujeres que son invisibles a los ojos machistas de nuestra sociedad. Su obra es profunda, armoniosa y delicada, pero sobre todo necesaria. 

Estudió en la Universidad FAAP (Fundação Armando Alvares Penteado, São Paulo, Brazil), pronto comenzó a trabajar en una agencia de publicidad en la que permaneció cuatro años, hasta que retomó el dibujo y su carrera artística: "Había estudiado Artes Plásticas, y un año de Comunicación Visual, pero siempre tuve esta cosa del arte, aunque tenía dudas sobre si seguir por el camino de la publicidad o por el del arte. Cuando terminé la universidad noté que el primero no era mi camino y retomé el dibujo. Empecé a dar clases con Carlos Fajardo (artista plástico brasileño) y de eso hace ya bastantes años.”

La obra de Beth Moysés es única, transgresora y universal. Se enfrenta de una manera clara y directa al drama de la violencia de género, desde la década de los noventa ha realizado innumerables acciones sobre ello.

En un primer momento exploró el potencial visual y semántico de elementos como el vestido de novia, el velo, las rosas o la aguja, metáforas de la mitificación del amor romántico, que según la propia artista: “es una de las causas centrales de la violencia, física y psicológica, en contra de la mujer.” 

Pero ha ido más allá, empezó a trabajar con esa terrible memoria común del sufrimiento, generando, con actuaciones públicas, una especie de purgación del dolor, en la que se vislumbra una fuerte connotación autobiográfica. El clima de violencia entre los padres, vivido por la artista desde su niñez, le ha servido como importante punto de partida en esa evolución de su obra.

El lenguaje y los materiales explorados por Beth son bastante diversos. De hecho su obra se puede dividir en dos grandes núcleos, uno de carácter colectivo y otro más intimista.

En el primer grupo situaríamos las diversas presentaciones organizadas por la artista en distintas partes del mundo como la acción “Memoria del afecto” (2000), donde 150 mujeres, casi todas víctimas de violencia, desfilaron vestidas de novias por São Paulo o “Palabras anónimas” (2014) donde un colectivo víctima de violencia machista pasearon por los jardines del Museo provincial de Jaén, vestidas con túnicas blancas y con frases escritas en sus brazos. 
En el segundo grupo estaría las creaciones como “Trans-bordando” (2012), donde están presentes aspectos centrales de su poética. El vídeo promueve una reflexión sobre la potencia semántica de objetos (el dedal), atributos (el flujo, lacrimal o menstrual) y colores (rojo y blanco) normalmente femeninos o “Despontando Nós” (2003) donde pueden verse manos femeninas de distintas edades, que van desanudando tallos de rosas con espina), pero la herida, aunque parezca superficial, se revela más honda e incurable.

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