El cuerpo tiene una enorme presencia en la obra de Ernesto Neto. A lo largo de los últimos 20 años, con una imaginación y habilidad extraordinaria, su escultura ha implicado a los diversos sentidos físicos del cuerpo humano, incorporando literalmente el cuerpo del espectador dentro de la propia obra y, de esta manera, transformando al visitante en un participante autónomo de la experiencia de la obra de arte. Esta estética propia, ya muy asentada, así como el empleo frecuente de formas orgánicas, conforma en gran medida la presente exposición de Neto en la Galería Elba Benítez, titulada O protesto e a serpente (La protesta y la serpiente); sin embargo, las piezas que en esta ocasión podemos contemplar apuntan también nuevos desarrollos, que proceden de las experiencias y las creencias espirituales del artista. Como indica su título, O protesto e a serpente se organiza en torno a dos ejes: por un lado, la protesta – la reacción interna de la sociedad ante sus propias enfermedades - y, por otro, el mundo de la naturaleza: los bosques, las plantas y los animales (entre los que se cuentan los seres humanos); un mundo que, para Neto, representa la única fuente posible de la auténtica curación. Así, la exposición incluye obras con referencias explícitas (como la frase Quem paga o arrego o “¿Quién paga la cuenta?”) que nos remiten a las violentas manifestaciones que sacudieron Brasil en 2013 y que el artista vivió en primera persona, así como obras que yuxtaponen objetos como la cruz o la porra policial, dos objetos que Neto considera “instrumentos de tortura”. En sus palabras: “La imagen de la cruz no es la imagen de Cristo: es la imagen de los que mataron a Cristo”. La exposición se origina en la experiencia reciente, aún inacabada, que el artista comparte con los Huni Kui, un pueblo indígena que habita en los bosques tropicales del Brasil occidental, conocidos por su profunda comprensión del mundo natural y, cuyos rituales, incluyen curaciones chamanísticas y el empleo de la ayahuasca como medicina sagrada. Los Huni Kui representan para el artista la posibilidad de la curación, tanto física como espiritual, así como la reconciliación del ser humano con la propia tierra. Por tanto, sería una alternativa necesaria a las ideologías que han conformado la mayor parte de lo que se considera el mundo más “civilizado”. Como dice Neto: “La tierra es el cuerpo y la naturaleza es la cura”.
“La protesta es una herramienta importante para romper el poder del odio y la estupidez de la avaricia
humana, pero nunca nos curará, porque viene del mismo espíritu que la cruz”.
En su conjunto, la obra expuesta se confabula para enunciar la potente imagen que tiene Neto del
mundo actual; pero, al mismo tiempo, sigue enraizada en el modus operandi artístico que lo
caracteriza, centrado en el cuerpo. Por tanto, incluso la producción más reciente y más variada de
Neto estaría motivada por el deseo de convertir al espectador en un participante activo y autónomo en
la experiencia de la obra de arte.
Ernesto Neto (Brasil, 1964) ha expuesto en solitario en los principales museos de todo el mundo,
incluyendo el Guggenheim de Bilbao, el Museum of Modern Art de Nueva York, la Hayward Gallery de
Londres, el Aspen Art Museum, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, el Nasher Sculpture
Center de Dallas, el Park Avenue Armory de Nueva York, el Fearnley Museum de Oslo, el Museo de
Arte Moderno de São Paulo y el Hirshhorn Museum de Washington. Ha participado en numerosas
exposiciones colectivas y bienales, y representó a Brasil en la 49ª edición de la Bienal de Venecia. Su
obra forma parte de numerosas colecciones internacionales, públicas y privadas. O protesto e a
serpente es la cuarta exposición de Ernesto Neto en la Galería Elba Benítez.
Texto: George Stolz
Galería Elba Benítez
Ernesto Neto, O protesto e a serpente
21 noviembre de 2014 al 24 de enero de 2015Ernesto Neto, O protesto e a serpente
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